Otra vez Millos por fuera de la final. No le alcanzaron ni los rezos de 8 millones de hinchas ni las ganas que puso Robayo en el partido, ni las buenas intenciones de Ciciliano para revertir el resultado. No, todo se perdió acá.
Llegamos a Neiva engañados, con la peor posibilidad de pasar. Porque perdimos CONTRA EL HUILA en Bogotá. Porque no debimos perder contra la suplencia del Cúcuta en su estadio. Porque nos dejamos dominar por la ira en El Campín y nos echaron a Bedoya y a Briceño. Porque íbamos a Neiva sin Conde ni Cortés. Porque hay algunos jugadores que no deben estar jugando y los ponen. Porque el técnico ya se dejó meter mano de los directivos. Porque los delincuentes que van a agarrarse con los del mismo equipo en el estadio hacen parar los partidos (y se hacen llamar barras). Porque los periodistas amigos de los dirigentes presentan versiones mentirosas de los hechos a la gente. PORQUE AL 90% DE LOS JUGADORES DE MILLOS NO LES DUELE LA CAMISETA.
Lastimosamente, a los hinchas se nos olvidó hace rato que era ganar. Pero lo más grave es que no hay futuro. El próximo semestre serán los mismos jugadores, sino otros del mismo estilo, jugando con el corazón porque no tienen condiciones, o jugando por la plata de los premios, o pasando el aguacero en el equipo más veces campeón de Colombia. Hemos ido al estadio. Hemos apoyado. ¡Queremos ESTRELLAS, en el campo y en el escudo! Porque a este equipo se le olvidó ganar.
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